Una monja come salmón marinado chileno en malas condiciones y vomita encima de la madre superiora. La monjita víctima del virus chileno llamado “galtelousis impregna tuus” (que en latín quiere decir : “hay que joderse”), se percata de que tiene doce extremidades más.“¡Qué raro, antes tenía cuatro…!”, pensó para sí. Dos de éstas extremidades eran gigantescas patas de avestruz, ocho eran brazos con terminaciones en manos de tres dedos y las dos últimas eran muñones que le salían de la espalda con una inscripción que rezaba: “voy más pedo que Alfredo”.
Mientras todo el convento corre y grita despavorido y aterrorizado, la madre superiora, impregnada de vómito mutante, sufre una terrible transformación hasta llegar a ser un clon de Zubizarreta, pero cuarenta veces más grande…
La superiora, convertida ahora en Súper-Zubizarreta (así la llamaba sor Isabel en sus declaraciones a la prensa), se levantó de la silla, se comió a la monja de las mil extremidades, al resto de las monjas (menos a sor Isabel, que nos presta su testimonio), al convento (como edificio), al colegio de al lado (como edificio con personas dentro y carteras y libros y todo eso que hay en un cole…), y un cheeseburguer con queso (valga la redundancia, la repugnancia y la rebuznancia)
Después se deprime porque no encuentra bragas de su tamaño y se suicida utilizando la central nuclear de Chernobyl como un supositorio.
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